martes, 1 de marzo de 2022

El alma apacible de Face Retama

Amezcua Morillas, M. (2021).  El alma apacible de Face Retama.  Alquería de la Condesa (Valencia): Alféizar.

Comencé a leer El alma apacible de Face Retama el mismo día en que Rusia invadió Ucrania.  Quizá por eso los personajes de esta novela de Manuel Amezcua Morillas se me volvieron especialmente vívidos y significativos.  Pues se trata de una novela ambientada en los años posteriores a la toma de Guadix y de Granada.  El narrador es un diplomático musulmán que accedió a bautizarse con el nombre de Hernán Valle, y que ejerció su mediación antes, durante y después de la guerra.  Como antagonista, otro musulmán, también de nombre Abraham, que "optó por lo que hoy llamaríamos sabotaje terrorista".

Más allá de la dolorosa circunstancia bélica actual, la novela parece articularse en torno a varias polaridades, hecho que la dota de un interés muy especial.  Una polaridad es la que ya hemos mencionado: la que se da entre el protagonista —la diplomacia— y su antagonista —la violencia—.  Otra surge de la inevitable identificación a la que el lector es llamado: si no la toma de partido por el moro o por el cristiano —algo hoy fácilmente evitable para muchos—, sí la opción a favor del agresor o del agredido —opción que, por cierto, no es evidentemente automática sin más, a poco que se profundice con detenimiento en la terrible, trágica fractura que todo ser humano moralmente responsable encuentra entre la ética personal y la ética política al menos desde la Antígona de Sófocles—.

La tercera es una sabrosa cuestión de estilo: el hecho de que esté escrita con un lenguaje que intenta deliberadamente imitar el castellano antiguo produce una interesante sensación de extrañamiento, como si fuese algo de otra época, algo ya superado, algo ajeno al hombre actual, cuando, como acabamos de decir en la segunda polaridad, el tema que se trata constituye, muy probablemente, uno de los universales del espíritu humano.  Me parece que esta discordancia dota a la novela de una tensión especialmente lograda, y que se encontraba irónicamente oculta ya en el título: de "apacible", nada de nada.

¿Qué clase de novela es "El alma apacible de Face Retama"?  Es bastante acertado calificarla como una novela histórica —con perdón y sin sentido peyorativo—.  El mismo autor, en el preámbulo que coloca al frente de la narración, nos da la pista clave: "Yo los he hecho íntimos [a los personajes de Abraham el Aceyte y Abraham el Gerbí, protagonista y antagonista, respectivamente]" (p. 9) y "Ahora, dejemos que la ficción ayude a la realidad..., acaso, la naturaleza, en verdad imite al arte" (p. 10).  Estas palabras son un serio aviso que no debe menospreciarse: arte y naturaleza no pueden, no deben identificarse sin más, como hace el realismo artístico insensato, falacia que está en la base de la actual novela histórica —ahora sin perdón y con sentido peyorativo—.  Así que novela histórica, pero muy digna y muy saneada, nada que ver los éxitos editoriales de nuestros días que todos conocemos aunque no todos hayamos leído, y que han sido graciosamente definidos como los apócrifos de la posmodernidad (M. J. Guevara Llaguno (2012).  Los apócrifos posmodernos.  Zaragoza: Khaf).

Posmodernidad que, por cierto, aporta un factor más de tensión en la tercera polaridad a la que aludíamos antes: sensación de extrañamiento producida por el artificio del lenguaje, pero sensación de cercanía por el tratamiento de los dos personajes principales; el uno un fanático y el otro un —diríamos hoy— un indiferente a nivel religioso.  Dos rasgos muy propios de la posmodernidad: el segundo, de la posmodernidad clásica, la de Lyotard, y de la posmodernidad actual el primero.  Una mirada posmoderna, por tanto, con lenguaje arcaizante: una nueva fuente de tensión.

Por tanto, de "apacible", nada de nada; pero sí de apetecible y de recomendable.  Gracias, Manuel.


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