miércoles, 30 de junio de 2021

Hueles a tierra en promisión de trigo (soneto)

Hueles a tierra en promisión de trigo
con mi sudor regada incandescente.
Vana constelación fue la simiente,
plúrima frustración bregar contigo.

Por más que te descargo y me fatigo
eres barbecho eterno en el poniente,
un sinfín de mañanas inocente
y soy, por más labor, tu inculto amigo.

Qué misterio tendrá naturaleza.
Ni el sembrador la espiga cómo nace
ni el que siega conocen admirados.

Y qué misterio tú, dulce crudeza,
que no sé a tu desdén por qué le place
mis deseos arrancar ya germinados.
 
(Playa de Tartessos, 29 de junio de 2021 - Sevilla, 30 de junio de 2021)

martes, 29 de junio de 2021

Si supieras, amor, que enamorado (soneto)

Si supieras, amor, que enamorado
del aire que olfateo en tu semblante
mil veces te busqué, pródigo amante,
hasta el orto, hasta el sueño, hasta el pecado;

si supieras que encuentro extraviado
vana ilusión de cuerpo delirante
cada vez que te vas y en cada instante
que inocente respiras a mi lado,

no querrías sentir lo que yo siento,
pues que ciego es amor y se complace
en disipar tu rostro de mi vista;

no podrías soportar, dolor sin cuento,
la tirana pasión que hiriente nace
en mi pecho sin vis que la resista.

(Playa de Tartessos, 28 de junio de 2021)

miércoles, 23 de junio de 2021

Eres hermosamente un gran vacío (soneto)

Eres hermosamente un gran vacío
que llené con mi espíritu gigante;
de la nada engendré, creador y amante,
otro yo a mi pesar al gusto mío.

Y no tienes maldad.  Es tu albedrío
lógica de mi pecho delirante;
breve la eternidad, nulo el instante
que apaciguan al fin mi afán baldío.

No tiene del amor fondo el abismo.
Soy el que más lo ceba en sus desvelos
su deseo minando más profundo.

Y al remate, mi bien, yo soy lo mismo
un proscrito en el Reino de los Cielos
que el postrero al costado de tu mundo.
 
 (Darro, 23 de junio de 2021)

martes, 22 de junio de 2021

En el tiempo candente de la siega (soneto)

 En el tiempo candente de la siega
entre mis dedos vi negras espigas:
eran turbio ciclón de hondas hormigas;
era un ebrio trigal de angustia ciega.

Del secano el confín y de la vega,
éramos sementeras enemigas:
a tu fluir, mis sudores, mis fatigas;
a mi afán, tu ansia de feliz omega.

Flor sin fruto, caricia de mi mano
y labios de inmortal hoja caduca
como furtiva abeja libadora.

Hoz de carne, crepúsculo y verano
de digital cadencia por la nuca
y presagios de muerte segadora.

 (Darro, 18 de junio de 2021)

jueves, 3 de junio de 2021

Darropedia

 

Torres Palenzuela, F. (2021).  Darropedia.  "Historia, cultura, y tradición como nunca se había contado".  Granada: Avicam.

Darropedia.  Es el título que, no sin valentía, ha elegido Francisco Torres Palenzuela para su libro sobre Darro, su pueblo.  Y digo que no sin valentía porque hoy el sufijo -pedia, de ilustre ascendencia griega —nos recuerda a la obra de Jenofonte sobre Ciro, titulada posteriormente Ciropedia—, se encuentra lamentablemente devaluado por esa... cosa que hay en Internet, que todos consultamos y que casi nadie utiliza bien, que se llama Wikipedia. Si Wikipedia es a menudo sinónimo de información no suficientemente contrastada o poco fiable, ello se debe mucho más al Wiki- que al -pedia.  Por eso, digámoslo claramente: Darropedia no es la Wikipedia de Darro.  No, por favor.

¿Qué es, entonces?  Darropedia se parece más bien a aquellos libros escolares del pasado, llamados enciclopedias —con el mismo sufijo—, que servían como libro de texto para que muchos hermanos durante muchas décadas aprendiesen los saberes básicos y principales de la cultura.  Porque Darropedia contiene, en efecto, un compendio de todo aquello que un darreño con inquietud por las cosas de su propio pueblo debería saber, bien mediante el estudio, bien por experiencia propia, bien por haberlo absorbido de sus mayores con sus raíces vivenciales.  Hoy, en un momento en que los saberes están tan profundamente especializados, resulta sorprendente encontrar un libro escrito por un solo autor compentente en tal diversidad de materias: el libro es signo de su voracidad intelectual y de su filiación en esa ancestral línea de maestros que podían hablar de todo porque habían aprendido de todo y de todos; filiación que no sólo se transmite por la sangre —algo evidente en el caso del autor, maestro e hijo de maestro—, sino que constituye una especie de herencia colectiva de la humanidad que se encarna cuando y donde quiere.  Aquellos maestros, y no sólo profesores, que eran los mejores aliados y complementos de los padres —aquellos padres, y no sólo progenitores— a la hora de transmitir verdadera sabiduría a los niños y jóvenes; aquellos maestros vocacionales, y no sólo profesionales, que "estaban dispuestos y con los mayores éxitos en sus alumnos, a impartir tanto Química como Matemáticas, te enseñaba a traducir Montesquieu o a César; clases en las que, con sus conocimientos en la materia, unidos a su sencillez, bondad, paciencia, constancia, entrega, vocación y humanidad entera, sabía estimularte, darte el consejo en el momento preciso, así como reprimirte y auparte cuando lo precisabas" (p. 139).

La primera parte del libro se puede describir con el clásico nombre de Geografía en sus distintas variantes: física, humana y económica.  Un perfecto curso de Ciencias Sociales aplicado a Darro y a su comarca, de aquellas antiguas Ciencias Sociales en las que aprendíamos cosas reales y útiles en lugar de ideas tendenciosas al arbitrio de los aires políticos del momento.  Sigue —cómo no—, la histora, desde los primeros vestigios de cultura material en el Paleolítico hasta el siglo XX, con el detalle —elegantísimo por parte del autor— de dejar unas pocas décadas de margen entre el final de su recorrido histórico y el momento actual —consideraciones actuales reducidas a un cierto pesimismo sobre el futuro no sólo de Darro, sino de los pueblos de esta zona de la provincia granadina, y a unas asépticas tablas con los resultados electorales de la actual época democrática-laocrática en el municipio ofrecidas sin comentario alguno—.

En lo que podríamos denominar tercera parte del libro, sobre la cultura, las costumbres y sus gentes, el maestro —sin desaparecer del todo— deja paso al vecino; el erudito, al testigo; y el estudioso de la localidad al amante del pueblo.  Es, sin duda, la parte más personal y deliciosa del trabajo: algo que sólo puede escribir un darreño, y que no se encontrará en ningún trabajo de investigación hecho desde la Universidad.  La descripción de los juegos de los niños en las calles y plazas, o de las maniobras de cortejo de los mozos abiertamente en los bailes o sutilmente con la complicidad de las noches de fiesta, revelan una velada pero evidente primera persona con la que fue actor el que es autor ahora.  Especialmente emotiva resulta la sección en la que, a partir del nombre de la calle Maestro Torres Quesada, el autor, transformándose de maestro en hijo, "cede" la palabra a su padre, D. Francisco Torres Quesada, maestro a quien Darro debe mucho de lo que es, pues muchos darreños de diversas generaciones fueron educados —que en latín significa "ser encaminados"— por él.  La inclusión en este libro de las "Memorias de un maestro rural" y de su discurso con motivo del homenaje de sus antiguos alumnos en Barcelona son un acierto que no alcanzo a ponderar lo suficiente, lo mismo que la galería de fotos con imágenes procedentes del archivo familiar.

Darropedia.  "Historia, cultura, y tradición como nunca se había contado".  El subtítulo es totalmente veraz.  No sólo porque, como afirma Eduardo Ruiz García en el exordio, Darro, al contrario que los demás pueblos de la comarca, no tenía hasta ahora "dedicado un libro" (p. 7), sino también, y sobre todo, por la feliz conjunción que se da en éste entre autor y protagonista; estudio y vivencia; y siempre, amor por su pueblo.  Gracias, Paco, por este libro precioso para los darreños de sangre y para los darreños de adopción.  Es, sin duda, el libro de un maestro.