"y no me diga que la camuesa pierde el color amarillo en tomando el acero del cuchillo" (Góngora, 1967, pp. 1086-1087). Así expresa Pedro de Valencia, en carta dirigida a Luis de Góngora con fecha 30 de junio de 1613, su disconformidad con el final de la octava décima de su Fábula de Polifemo y Galatea:
Lanudo es propio, no cercado ajeno,de la fruta el zurrón, casi abortadaque el tardo otoño deja al blando senode la piadosa hierba encomendada:la delicada serba, a quien el henorugas le da en la cuna; la opiladacamuesa, que el color pierde amarilloen tomando el acero del cuchillo. (Góngora, 2015, p. 137)
Ante esta censura de Pedro de Valencia, el poeta cordobés rehizo la octava de la siguiente forma, que es la que aparece desde entonces en las ediciones del poema:
Cercado es, cuanto más capaz, más lleno,de la fruta, el zurrón, casi abortadaque el tardo otoño deja al blando senode la piadosa hierba encomendada:la serba, a quien le da rugas el heno;la pera, de quien fue cuna doradala ruba paja y pálida tutorala niega avara y pródiga la dora. (p. 139)
En lugar de la «pera», en esta primitiva versión figuraba la «camuesa», y era comparada por el poeta con una damita «opilada» (como tantas que figuran en novelas y teatro del siglo XVII). Era la opilación una enfermedad femenina cuyos síntomas eran mal color y otros desarreglos, para la que los médicos mandaban agua ferruginosa y paseos:Mañanitas de mayosalen las damas;con achaques de acerolas vidas matan.Recuérdese El acero de Madrid de Lope. La camuesa pierde también el feo color amarillo cuando se la parte o pela con el cuchillo («en tomando el acero del cuchillo»), dice el poeta, con un chiste o doble sentido que alude a la amrillez en la opilación femenina). Este chiste le pareció mal a Pedro de Valencia; Góngora lo corrigió, pero al hacerlo metió otro chiste conceptual; y las peras fueron comparadas, ahora, a niñas cuyo tutor cela (como la paja oculta las peras) mientras las enriquece cuidando de su haciendo, haciéndolas de oro (como la paja dora las peras al madurarlas). Góngora no podía vencer su natural que a esos conceptos le lleva. (Alonso, 1994, pp. 466-467).
La morena que yo adoroy más que a mi vida quiero,en verano toma el aceroy en todos tiempos el oro.Opilóse, en conclusión,y levantóse a tomaracero para gastarmi hacienda y su opilación.La cuesta de mi bolsónsube, y nunca menos cuesta.Mala enfermedad es ésta,si la ingrata que yo adoroy más que mi vida quiero,en verano toma el aceroy en todos tiempos el oro.Anda por sanarse a sí,y anda por dejarme en cueros;toma acero, y mestra acerosde no dejar blanca en mí.Mi bolsa peligra aquí,ya en la postrer boqueada;la suya, nunca cerradapara chupar el tesorode mi florido dinero,tomando en verano aceroy en todos tiempos el oro.Es niña que, por tomar,madruga antes que amanezca,porque en mi bolsa anochezca:que andar tras eso es su andar.De beber se fue a opilar;chupando se desopila;mi dinero despabila;el que la dora es Medoro;el que no, pellejo y cuero:en verano toma el aceroy en todos tiempos el oro.
La versión definitiva, que mejora aspectos como el de la musicalidad de la octava, sustituye el chiste de la camuesa por otro que en apariencia resulta menos extremado, pero que se basa igualmente en la atribución de rasgos humanos a los elementos de la naturaleza: la paja es como una tutora (cultismo poco frencuente en la época) que custodia y da sazón a la pera (la bergamota, según Pellicer y Salcedo). (Micó, 2015, pp. 216-217)
Referencias
* Alemany y Selfa, B. (1930). Vocabulario de las obras de Don Luis de Góngora y Argote. Madrid: Tip. de la "Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos".
* Alonso, D. (1994). Góngora y el «Polifemo» (7ª. ed). Madrid: Gredos.
* Góngora, L. de (1967). Obras completas (ed. J. Millé e I. Millé; 6ª ed.). Madrid: Aguilar.
* Góngora, L. de (2015). Fábula de Polifemo y Galatea (ed. J. Ponce Cárdenas). Madrid: Cátedra.
* Micó, J. M. (2015). Para entender a Góngora. Barcelona: Acantilado.
* Quevedo, F. de (1990). Poesía original completa (ed. J. M. Blecua). Barcelona: Planeta.