Donde el azul insulta a su albedrío
—onda a onda su líquida camisa—
y a capricho moldea de la brisa,
si atomizado, pétreo el poderío,
probé un salado humor y dulce estío
a la sombra sutil de tu sonrisa,
doble esfera solar de luz precisa
y una lengua de cielo ardiente y frío.
Viva galaxia vi, lumbre mojada,
orbitando tus negras espirales
tornada la razón en desaliento.
Y no fue la ilusión de tu mirada
—piedra, la tuya; míos, los cristales—
más que un súbito y vano pensamiento.
(Playa de Tartessos, 18 de agosto de 2020)
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