Ven, Espíritu Creador,
a visitar a tus siervos;
llena de superna gracia
tus creaciones en sus pechos.
El Paráclito te llaman,
regalo de Dios espléndido,
unción espiritual,
fuente de vida, amor, fuego.
Nos armen tus siete dones,
Tú, el dedo de Dios más diestro;
según nos prometió el Padre,
das a nuestra voz el verbo.
Dona luz a los sentidos,
amor al corazón nuestro
y, con tu virtud perpetua,
fortalece nuestros cuerpos.
Aleja a los enemigos
y danos la paz sin término,
que, si eres Tú nuestro guía,
lo nocivo evitaremos.
Por ti al Padre conozcamos,
también al Hijo admiremos,
y a ti, Espíritu de ambos,
creamos en todo tiempo.
Gloria al Padre, y al Señor
que nació y de entre los muertos
resucitó, y al Paráclito
por los siglos sempiternos.
(Darro, 13 de octubre de 2020)
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