Canta, lengua, la pasión
de Inés, Cecilia, Anastasia,
tanto mártires valientes
como vírgenes sensatas.
Un prostíbulo es su celda
—no tanto como su alma—;
reja de su cuerpo blanco,
su cabellera imbricada.
Ojos lascivos se ciegan
y ella benigna los sana
por que dirijan al cuello
dura violación de espada.
¡Oh, loba, que a los cristianos
tan dulcemente amamantas!
Canta, lengua, la pasión
de Inés, Cecilia, Anastasia.
Casta esposa y madre virgen
de su marido la llaman;
senadora limosnera,
noble Antígona cristiana.
Segundo toma bautismo
entre las ardientes aguas
y tercio de sangre fría
que inunda la Vía Apia.
Piedad justa a Dios y al hombre,
te envidian Minerva y Diana.
Canta, lengua, la pasión
de Inés, Cecilia, Anastasia.
Pura patricia mendiga,
fuerte esposa maltratada,
caridad de prisioneros
la prisionera en su casa.
Entre las llamas fecundas
era flor resucitada:
le florecieron sus pechos
de rosa recién cortada.
Canta, lengua, la pasión
de estas vírgenes romanas,
azucenas de la Iglesia,
Inés, Cecilia, Anastasia.
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